Los colombianos están siendo cada vez más conscientes de la importancia de contar con una protección para su vida, su salud y la de sus seres queridos, más aún con la llegada de la pandemia.
Sin embargo, mientras los asegurados por deudas financieras, quienes por obligación deben tomar una póliza de vida, se acercan a los 19,1 millones, aquellos que adquieren una voluntaria para amparar su integridad solo llegan a 11,6 millones en el país, según un censo realizado por Fasecolda.
El año pasado los colombianos invirtieron cerca de 8,81 billones de pesos para asegurar su vida y la de sus seres queridos, 13 por ciento más que lo destinado en el 2021.
Sin embargo, estas no fueron las pólizas que más crecieron. Las rentas vitalicias lo hicieron a un ritmo del 18 por ciento y los seguros generales, al 16 por ciento, con lo cual el promedio de la industria fue del 16 por ciento. El balance del sector asegurador muestra, por su parte, que el año pasado esta industria emitió primas por valor de 35,3 billones de pesos, de las cuales el 24,9 por ciento correspondió pólizas de vida.
La pandemia puso de presente el valor fundamental que representa un seguro al momento de afrontar hechos tan nefastos como el ocasionado por el coronavirus a nivel global y local, dicen los aseguradores. En Fasecolda señalan que “el exceso de mortalidad evidenciado (en el país) entre 2020 y 2021 es 90 por ciento por efecto de la pandemia”.
En ese último año fallecieron 48 por ciento más personas que el promedio registrado entre 2015 y 2019. Según el Instituto Nacional de Salud (INS), hasta el viernes de esta semana el coronavirus había cobrado la vida de más de 138.500 personas en Colombia, convirtiéndose en la primera causa de muerte en el país, por encima de las enfermedades cardiacas y el cáncer.
Algunos aseguradores coinciden en que la pandemia estimuló la demanda de seguros de vida en su etapa más crítica. Fueron los que más crecieron en valor en el 2020, con 5 por ciento, mientras los generales lo hicieron al 2 por ciento. Incluso superaron el 1 por ciento de la industria. En ese mismo año las rentas vitalicias cayeron 5 por ciento.
Según el gremio asegurador, la pandemia les ha costado a los ramos de vida y personas cerca de 1,3 billones de pesos. El 80 por ciento de esos recursos se han tenido que pagar ante el fallecimiento del asegurado. Las reclamaciones en estos dos ramos corresponden a uno de cada dos colombianos fallecidos en los últimos dos años, en tanto durante la pandemia se han pagado más de 77.000 reclamaciones, señaló Mario Fernando Cruz, director de las Cámaras de Seguridad, Social, Vida y Personas de Fasecolda.
Pero ¿pudo la pandemia cambiar la percepción de los colombianos frente a la necesidad de contar con un seguro de vida y hoy los demandan más?
“La pandemia debería ser un impulsor para animar a personas, empresas y familias a estar más protegidos cada vez a través de la contratación de seguros”, dice Miguel Barros, vicepresidente sénior y líder de Placement Colombia.
En Colombia los seguros obligatorios son los que jalonan la demanda de pólizas en el país (generales y de vida). No obstante, el reciente censo de Fasecolda indica que el seguro de vida grupo voluntario ya cuenta con cerca de 11,6 millones de asegurados.
Además, que las pólizas de vida individual tienen 2 millones de personas, el seguro exequial completa un número igual de amparados y que en el tema de las pólizas de salud el volumen de asegurados en el país ronda los 800.000.
A esos números se suman los 320.000 asegurados que existen en la actualidad en los ramos relacionados con pensiones y productos de retiro, así como las 61.000 personas que cuentan con una garantía para pagar sus estudios superiores a través del seguro educativo, explica Mario Fernando Cruz, de Fasecolda.
En contraste, el mismo censo indica que el mayor número de asegurados (19,2 millones de personas) pertenece a vida grupo deudores, es decir, aquellas pólizas obligatorias que las personas deben tomar cuando acceden a un crédito con el sistema financiero (hipotecas, tarjetas de crédito, préstamos de consumo y libre inversión, entre otros).
Para Barros, de Placement Colombia, la pandemia puede impulsar los seguros en dos vías: en primer lugar, las personas y familias, que al evidenciar la respuesta de las aseguradoras y empresas de medicina prepagada frente a la pandemia reconozcan que los seguros son un mecanismo que aporta a su bienestar.
Y, desde una perspectiva laboral y de empresas, donde debería crearse mayor conciencia para que haya una mayor afiliación al sistema de seguridad social, y que, a su vez, esta se pueda complementar con planes que incluyan seguros de salud, de vida y servicios similares.
Otro de los aspectos que dejó al descubierto el censo adelantado por Fasecolda sobre los seguros de vida es que las mujeres son las que adquieren más estas pólizas.
“Las mujeres son más precavidas que los hombres y por eso buscan mecanismos de aseguramiento para proteger su salud y la educación de sus hijos. Del total de asegurados en el país, el 51,4 por ciento son mujeres”, señala el experto de Fasecolda.
Agrega que seis de cada 10 mujeres en el país cuentan con un seguro que las ampara en temas de salud, mientras que en el seguro vida grupo voluntario son los hombres quienes dominan el ramo, con el 53 por ciento.
En cuanto al seguro de vida individual, la participación de ambos géneros está equilibrada con el 50 por ciento para cada sexo.
En lo concerniente a la edad de los asegurados, el promedio en todos los ramos de vida es de 45 años, mientras que en los ramos de salud y accidentes personales es de 38 años.
Los ramos relacionados con el retiro de la vida laboral tienen una edad promedio de 75 años.
En cuanto al valor asegurado los más altos están en las pólizas de vida individual con 134 millones de pesos en promedio y lo más bajos en exequias con 4 millones. En las pólizas de vida deudor ese valor promedio llega a 38 millones.
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